En una audiencia  pública en el Congreso, diversos sectores pidieron la prohibición del  endosulfán, el insecticida más usado en Argentina y prohibido ya en 74 países.  El próximo mes se decide su suerte a nivel internacional.
El endosulfán es el  insecticida de mayor uso en el país, reconocido por sus consecuencias sanitarias  a nivel mundial y prohibido ya en 74 países. El debate sobre sus consecuencias  llegó ayer al Congreso Nacional, donde organizaciones ambientales, vecinos  afectados por fumigaciones, médicos e incluso productores sojeros participaron  de una audiencia pública y solicitaron que se prohibiera su utilización.  Elevaron el pedido al Poder Ejecutivo, que a fines de abril participará de la  próxima reunión del Convenio de Estocolmo, ámbito internacional que decidirá  sobre el futuro del insecticida. Las cámaras empresarias no apoyaron la  prohibición, mientras que el gobierno nacional no participó de la jornada. El  endosulfán se utiliza en plantaciones de soja, algodón, girasol, maíz,  hortalizas y tabaco, entre otros cultivos.
El endosulfán está  identificado como plaguicida extremadamente tóxico. La Red de Acción en  Plaguicidas de América Latina (Rapal), espacio de referencia en la temática,  explicó que el insecticida afecta los sistemas nervioso e inmunológico y es  disruptor endocrino (produce alteración hormonal). En cuanto a los efectos  agudos, provoca mareos, dolor de cabeza, náuseas, dolor de garganta y cuadros de  asma. Se degrada muy lentamente, permanece años en el medio ambiente y se  traslada a grandes distancias arrastrado por las corrientes de aire y de  agua.
Ayer a las 10 comenzó la audiencia en el edificio  Anexo del Congreso, impulsada por la diputada de Libres del Sur Cecilia Merchán  y el coordinador de Rapal y docente de la UBA, Javier Souza Casadinho.  Explicaron que Argentina adhirió al Convenio de Estocolmo en 2001 y fue  ratificado por el Congreso en 2004. El Convenio es un espacio e instrumento  internacional, auspiciado por Naciones Unidas, que regula el tratamiento de  sustancias tóxicas. Entre el 25 y el 29 de abril será la próxima reunión y allí  los Estados decidirán la inclusión del endosulfán en el Convenio de Estocolmo,  lo que implicaría su prohibición.
Cada Estado cuenta, en  paralelo al espacio internacional, con ámbitos locales del Convenio. “Desde 2007  que no se reúne el Comité de Seguimiento argentino. Luego de cuatro años,  estamos acá todos los actores”, dijo al inicio de la jornada Souza Casadinho,  aunque aclaró que no concurrieron el Ministerio de Salud, Cancillería y la  Secretaría de Ambiente.
La organización Madres del Barrio Ituzaingó de  Córdoba se conformó en paralelo a la multiplicación de casos de cáncer y  malformaciones. “Hay endosulfán en la tierra de nuestro barrio, en los tanques  de agua y en la sangre de nuestros hijos, confirmado por análisis médicos del  Gobierno. Mi hija tiene ese veneno en el cuerpo”, conmovió Sofía Gatica y  reclamó la prohibición del insecticida.
La Cámara de Sanidad  Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) nuclea a empresas del sector. Su director  ejecutivo, Juan Cruz Jaime, solicitó durante la audiencia un “cuarto intermedio”  hasta mayo, luego de que los integrantes del Convenio de Estocolmo se  expidieran. Ante la pregunta de qué opinaba Casafe sobre la prohibición del  endosulfán, Jaime evitó la respuesta y aseguró que “se acatará la decisión” que  se tome en el marco del Convenio.
La otra gran cámara  del sector, Ciafa (Cámara de la Industria de Fertilizantes y Agroquímicos),  también estuvo presente y cuestionó que, de prohibirse el insecticida, no habría  otro agrotóxico para las plagas en cultivos de algodón. Le salió al cruce el  coordinador del Primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados, Medardo Avila  Vázquez: “Será menor el rinde del algodón, pero estaremos protegiendo la salud  de las personas”, retrucó y recordó que existen legislaciones provinciales que  no se respetan. Remarcó la existencia de la Ley General del Ambiente (25.675) y  pidió la aplicación del principio precautorio (ante la posibilidad de perjuicio  ambiental irremediable, es necesario tomar medidas protectoras) para el  endosulfán y todos los agrotóxicos en los que se basa el modelo  agropecuario.
El mismo argumento fue retomado por el directivo de  Federación Agraria (FAA) y productor de soja, Pedro Peretti. Pidió aplicar el  principio precautorio, solicitó zonas de exclusión para fumigaciones e instó a  no “demonizar a la soja”, sino el monocultivo. Acusó al Estado por la falta de  controles y cuestionó “a la izquierda” por tener una mirada “equivocada” en  cuanto a la industria transgénica. “Estoy a favor de la ciencia y tecnología en  semillas, de mejoras de laboratorio, como también estoy a favor de los  trasplantes de órganos en humanos”, comparó, y se expresó favorable a la  prohibición del endosulfán.
Al cierre de la audiencia se acordó presentar un  pedido formal al Poder Ejecutivo para que apoye la inclusión del endosulfán en  el Convenio de Estocolmo (y así votar por su prohibición). De esta forma,  Argentina seguiría los pasos de otros 74 países, entre ellos Colombia, Paraguay  y Brasil.
Fuente: Pagina12

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